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Dejé de poner excusas, que es lo mismo que permitirle al miedo que decida por mi

Lo más gratificante que he aprendido a hacer es respetarme, tratarme bien y hasta quererme; lo que – me he dado cuenta -, tiene que ver con vivir el afecto desde dentro. Así que ahora consigo aceptar invitaciones, meriendas, fines de semana. Y hasta proponerlas yo. Tener claro que quieras o no, estás jugando al juego de las habilidades psicológicas y que cuanto más tiempo dediques a mejorarlas mejor te irá. Yo ahora he pasado de estar inquieto incluso sin saberlo, a notar tranquilidad la mayor parte del tiempo, mis amigos hasta me dicen, estás ocupado todo el día y, sin embargo, no conozco a nadie más tranquilo que tú, ¡Deberías ser la persona más estresada que conozco! Yo sonrío, porque me doy cuenta de que lo entienden al revés. No puedes tener muchas cosas que hacer si no estás tranquilo. En resumen, tengo muchos amigos pesimistas, muchos optimistas y mientras ellos se ponen de acuerdo sobre el viento yo me dedico a orientar las velas, porque aunque la vida es muchas cosas, para mi es ante todo un juego. Diego G.

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